Bosque Aelia. Aceite Milenario de Traiguera.

El termino municipal de Traiguera (Baix Maestrat,) posee la mayor densidad de olivos milenarios de todo el mundo. Son por tanto centenares de años de experiencia acumulados sobre el cultivo del olivo y en la elaboración de los aceites que estas tierras producen. Bosque Aelia es una marca de grandes aceites.

El aceite de la marca Bosque Aelia nace en unas tierras privilegiadas de la costa Mediterránea. Un lugar de gran tradición en la cultura del olivo.

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El Baix Maestrat es un lugar donde sus pueblos están rodeados de inmensos campos de olivos creando un interminable jardín. El cultivo del olivo se ha desarrollado desde miles de años en estas tierras cruzadas por el más importante camino del Imperio romano, la Vía Augusta, que comunicaba Roma con Cádiz, y que a su vera se plantaron los primeros olivos y por la idoneidad de la tierra y el trabajo de los pobladores han dado los frutos para de la elaboración de uno de los mejores aceites del mundo.

Sin ninguna duda este importante camino romano vería el paso de carros cargados de ánforas de aceite de Traiguera (Baix Maestrat), en un continuo comercio entre todo el mundo conocido.

Hoy en día en este campo infinito de olivos es mayoritaria la variedad farga. Lo más admirable de la olivera farga estriba en haberse mantenido activa a lo largo de estos dos mil años, lo cual implica necesariamente, una perfecta adaptación a este terreno y clima, circunstancias que no son constatables en otras variedades diferentes a la farga.

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Olivo Farga milenario.

Existe una selección de los grandes olivos de estas tierras, quizá la más estricta clasificación de un árbol que existe en el mundo, se han medido y catalogado ejemplares especiales en una inmenso campo de millones de olivos y se ha determinado que para que un olivo sea milenario, ha de tener un perímetro mínimo de 3,5 metros, medido a 1,30 metros desde el suelo. Muchos de estos olivos alcanzan perímetros de 6 (bimilenarios) e incluso 9 metros. Con esto se pueden hacer una idea de la grandiosidad y majestuosidad de los olivos milenarios del Maestrazgo.

Uno de los aceites de la gama Bosque Aelia es el elaborado con las olivas de olivos declarados como milenarios de la Comunidad Valenciana.

En ningún otro lugar del mundo existe tal cantidad de estos árboles que cada uno de ellos es una obra de arte viva de la naturaleza. En el año 2014 se le ha concedido la las tierras en torno al rio Senia, le Premio Europa Nostra a este paisaje de olivos monumentales.

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olivo milenario

 El origen del aceite de oliva se encuentra muy ligado a las civilizaciones que han poblado Asia Menor en Oriente Medio y la cuenca mediterránea. No obstante, parece que antes incluso que el ser humano habitara este planeta ya existía el olivo ya que se han descubierto restos fosilizados de olivo datados en el Mioceno Superior, hace unos 20 millones de años.

No obstante el desarrollo del cultivo de la oliva y la producción de aceite se dieron en la zona mediterránea, llegando a venerarse como un árbol sagrado, fabricándose con su madera los cetros de los reyes y con sus hojas las coronas de los hombres sobresalientes en cualquier disciplina.

Los múltiples usos que ofrecían tanto la oliva como el aceite (alimentación, cuidado del cuerpo, medicina, alumbrado, etc.) los convirtieron en productos muy comercializados a lo largo de todo el Mediterráneo, pues las distintas civilizaciones colonizadoras los llevaron consigo en la colonización de nuevas tierras.

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olivo milenario

El nexo de unión entre Asia Menor y el mundo mediterráneo sería la civilización fenicia, que difundió el cultivo del olivar desde las Islas griegas hasta la Península Ibérica hacia el año 1050 a.C.

La expansión definitiva del olivar a lo largo del Mare Nostrum se daría bajo el dominio del Imperio Romano. Fueron estos quienes convirtieron Hispania en una de las principales provincias exportadoras de aceite de oliva. El peso de este comercio también quedaría reflejada en al numismática pues el emperador Adriano ordenó acuñar monedas con un ramo de olivo y la leyenda Hispania.

La llegada de los musulmanes a la Península Ibérica procedentes del norte de África durante el siglo VIII trajo, además de una intensificación en el regadío y numerosos avances tecnológicos, nuevas variedades de olivo e incorporó a la lengua términos como aceituna, aceite o acebuche.

Estos aceites son autenticas joyas de unas comarcas mediterráneas de la provincia de Castellón, el Baix Maestrat, donde todavía lo natural permanece vigente y se siguen creando productos tradicionales de gran calidad, creaciones que son y han sido ambrosias para Dioses.

La ambrosía estaba reservada para uso exclusivo de los dioses, a cualquier hora la comían, la bebían, la utilizaban como medicamento, como perfume o como desodorante. Gracias a ella eran inmortales “limpiaba de contaminación la carne hermosa“.

Los textos antiguos, nos dicen que podía ser tanto sólida, como líquida, a esta última se le llamaba néctar, y parece ser que era “nueve veces más dulce que la miel“.

Escritores antiguos y estudiosos modernos, no se ponen de acuerdo sobre su origen, unos dicen que era miel, y basan su teoría en que curaba gracias a sus propiedades antisépticas, existía una bebida llamada hidromiel, vino hecho con miel fermentada, y además las diosas griegas Mérope y Melisa eran representadas en algunas ocasiones con cara de abeja.

Otros afirman que la ambrosía era jugo extraído de hongos alucinógenos como la “amanita muscaria”, o de la misteriosa trufa «tuber melanosporum».

Un ejemplo puede ser un licor aperitivo llamado ambrosía y del cual podemos conocer la receta gracias al Larousse ménager (diccionario ilustrado de la vida doméstica)

Macerar durante 1 mes, en 10 litros de aguardiente viejo, 80 gramos de cilantro, 20 gramos de clavo y 20 gramos de anís verde. Se decanta, se filtra y después, se le añaden 5 litros de vino blanco y, por último, un almíbar hecho con 5 kilos de azúcar en 6 litros de agua.

También se llama ambrosía a una planta herbácea que crece en los países mediterráneos y en América, cuya infusión, denominada té de México, tiene un sabor agradablemente amargo y fuerte

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