Dr. Joan Ferreres i Nos.
Felipe II dispone en 1585 un viaje, de algo más de un año de duración, a la Corona de Aragón, para asistir a los esponsales de la infanta Catalina Micaela con el Duque de Saboya en Zaragoza y para que las Cortes de Aragón, Cataluña y Valencia jurasen como heredero al Príncipe don Felipe.
El Rey Felipe II, su hijo Felipe y su hija Isabel Clara Eugenia, se dirigieron a Monzón para la jura del heredero, y de allí a Valencia pasando por Traiguera, donde pernoctó un día en la casa de Gaspar Caperó en el carrer de la Font. Este acontecimiento ocurrió el día de 6 de Enero de 1586.
En la casa del patriarca y rico mercader Gaspar Caperó mayor, que entonces era un activo consejero de la villa, fueron recibidos y alojados la noche del 6 de enero del año 1586, el Rey Felipe II, el joven hijo sucesor, una hija y el resto del séquito real, porque esta era la costumbre según consta en el libro de “Determinacions del Consell de Trayguera”.
El monarca cenó y durmió en la villa el día 6, y el día 7 después de comer, tomó de nuevo el camino en dirección a San Mateo. La casa donde se hospedaron es la actual casa rural Thiar Julia.
En la crónica del holandés Enrique Cock, queda bien claro:
“El rey quedó en Ulldecona desde su llegada (3 Enero), hasta el día 6, en que, acabada la comida, se movió hacia Traiguera para hacer noche allá.
De camino visitó el Santuario de la Fuente de la Salud (“Fuensanta” dice Cock)” …… “Después de comer se puso otra vez en camino y visitó la Fuensanta, y de noche vino a reposar en la villa de Traiguera” …… “El Prudente, permaneció en Traiguera hasta después de comer, pasando directamente a Sant Mateu”.
Joan Ferreres i Nos es doctor en Historia por la UAB; màster de historia moderna y contemporànea; profesor de bachillerato de l’IES Thos i Codina de Mataró; miembro de la junta directiva del CEM; presidente de la Asociació dels Jordiencs Absents, y director de la revista Fulls de Sant Jordi. Además es autor y coautor de una veintena de libros de historia, arte y etnologia.
Los Caperó fueron una vieja familia medieval de La Jana que llegaron a la villa de Traiguera a principios del siglo XVI. El primero de la dinastía traiguerina fue Jaume Caperó, notario, hijo del también notario de La Jana, Jaume Caperó. Se unió en matrimonio con Elisabet Bort (1506) hija de un viejo notario de Traiguera. A partir de entonces comenzó a crecer la familia de los Caperó en dos ramas: la de los mercaderes y la de los notarios, siempre acompañados por algun hermano eclesiástico como mosen Baltazar Caperó (1535) y mosen Melchor Caperó (1541).
Los miembros de las dos ramas prosperaron económicamente y se casaron con ricas herederas de Traiguera de las familias Bort, Vidal, Dellá, etc. haciéndose grandes casas patriarcales en la parte antigua de la villa, cerca del templo parroquial, en la calle de la Fuente (Font) y la Helada (Glassat). Casas de lujo para aquellos tiempos, siguiendo los patrones constructivos utilizados en el Real Santuario de la Fuente de la Salud, durante los siglos XVI y XVII, como las ventanas con asientos para festejar, fachadas de piedra picada, ventanas renacentistas, arcos interiores de piedra, grandes chimeneas, techos con artesonado de madera, etc.
Esta misma casa de la calle de la Fuente de Traiguera, la poseía Gaspar Caperó a finales del siglo XVI y principios del siglo XVII, continuó poseyéndola su noble nieto D. Juan Bautista Caperó Sancho, según los “capatrons” (libros de peitas) de los años 1660 y 1690. La casa la heredó el tercer noble de la dinastía D. Gaspar Carlos Caperó Duran y de Gamir, nieto de D. Juan Bautista Caperó, en el siglo XVIII. En la actualidad, esta casa de los únicos nobles de la villa de Traiguera, está muy bien restaurada y es propiedad del Sr. Manuel Llopis de Castelló.
En el libro de Henrique Cock “Relación del viaje hecho por Felipe II en 1585” existen textos referentes a Traiguera:
…Despues de comer, habiendo caminado otra legua de mal camino, acabé la segunda por entre las viñas de Traiguera, villa puesta en un collado no muy alto, muy alegre, de cuatrocientos vecinos poco más o ménos. En ésta aguardaban cien soldados de la guarda de la costa á Su Majestad . La jurisdicción della es del Maestre de Montesa…
…A mano derecha del camino, en un alto sierro, está una ermita de Nuestra Señora, llamada La Fuensanta comunmente del pueblo, donde hay grandísimo concurso de la gente de la comarca que allí acuden por su devoción. Dicen los vecinos que allí acontesció este milagro desta suerte. Dos pastorcitos muchachos, que allí guardaban su ganado, siendo uno dellos mudo, fatigado de sed buscando agua en un profundísimo valle, la halló y bebió y vió en ella la imagen de Nuestra Señora, por la cual fuele dado salud y llamó a su hermano en alta voz, el cual maravillado, como viese la imagen que su hermano había hallado, fueron entrambos y lo manifestaron á los del pueblo, que luégo la llevó con solemne procesión, y se puso la imagen en el altar mayor de la iglesia, pero la noche siguiente volvió al lugar donde la habían hallado, por la cual ocasión hicieron allí una devotísima ermita que hasta agora se gobierna por los clérigo de dicha villa. Entre la cual y la dicha ermita, en el camino, hay siete cruces que enseñan á los devotos el camino para que no yerren dél…
El Rey Felipe II visitó el Santuario en dos ocasiones, la primera el día 10 de Enero de 1564 y la segunda, ya relatada, el 6 de enero de 1586 con una Infanta y su hijo, futuro Felipe III.
Panel que está en la casa en el que describe este acontecimiento:
Breve relato de la vida de Felipe II.
Rey de España y Portugal (Valladolid, 1527 – El Escorial, 1598). Era hijo de Carlos I y de Isabel de Portugal. Durante el reinado de su padre había asumido en varias ocasiones las funciones de gobierno bajo la tutela de un Consejo de Regencia-, por ausencia del emperador, absorbido por los conflictos de los Países Bajos (1539) y Alemania (1543). En 1554 Carlos I abdicó en él, Nápoles y Milán, al tiempo que la boda con María Tudor le convertía en rey consorte de Inglaterra; las abdicaciones del emperador se completaron con la entrega a Felipe de los Países Bajos, Sicilia (1555), Castilla y Aragón (1556). Austria y el Imperio fueron entregados al tío de Felipe, Fernando, quedando separadas las ramas alemana y española de la Casa de Habsburgo.
Felipe II modernizó y reforzó la administración de la Monarquía Hispana, apartándola de las tradiciones medievales y de las aspiraciones de dominio universal que había representado la Monarquía Católica de su padre. Los órganos de justicia y de gobierno sufrieron notables reformas, al tiempo que la corte se hacía sedentaria (capitalidad de Madrid, 1560). Desarrolló una burocracia centralizada, sobre la cual ejercía una supervisión directa y personal de los asuntos.
Pero las cuestiones financieras le sobrepasaron, dado el peso de los gastos militares sobre la maltrecha Hacienda Real; en consecuencia, Felipe hubo de declarar a la Monarquía en bancarrota en tres ocasiones (1560, 1575 y 1596). Alrededor del rey se disputaban el poder dos «partidos»: el del duque de Alba y el que encabezaron primero el príncipe de Éboli y más tarde Antonio Pérez; las luchas entre ambas redes se exacerbaron a raíz del asesinato del secretario Escobedo (1578), culminando con la detención de Pérez y el confinamiento de Alba. Desde entonces hasta el final del reinado, dominó el poder el cardenal Granvela, coincidiendo con la época en que, gravemente enfermo el rey, se alejó de los asuntos de gobierno y delegó en Juntas de nueva creación.
En política exterior, el reinado de Felipe II se inició con la liberación de la Corona de las responsabilidades imperiales (1556), el abandono del proyecto de unión con Inglaterra por la muerte de María Tudor (1558) y las victorias militares de San Quintín (1557) y Gravelinas (1558), que pacificaron temporalmente el recurrente conflicto con Francia (Paz de Cateâu Cambrésis, 1559).
En consecuencia, Felipe II pudo orientar su política hacia el Mediterráneo, encabezando la empresa de frenar el poderío islámico representado por el Imperio Turco; esta empresa tenía tintes de cruzada religiosa, pero también una lectura de política interior, pues Felipe hubo de reprimir una rebelión de los moriscos de Granada (1568-71), musulmanes de sus propios reinos que habían apelado al auxilio turco. Para conjurar el peligro formó Felipe la Liga Santa, en la que se unieron a España Génova, Venecia y el Papado. La resonante victoria que obtuvieron sobre los turcos en la batalla naval de Lepanto (1571) quedó reafirmada en los años posteriores con las expediciones al norte de África.
A finales de la década de 1570, distraída la atención de los turcos por la presión persa en el este, disminuyó la tensión en el Mediterráneo. Ello permitió a Felipe reorientar su política hacia el Atlántico, para atender a la grave situación creada por la sublevación de los Países Bajos contra el dominio español, alentada por los protestantes desde 1568; a pesar del esfuerzo militar que dirigieron, sucesivamente, el duque de Alba, Requeséns, don Juan de Austria y Alejandro Farnesio, las provincias del norte de los Países Bajos se declararon independientes en 1581 y ya nunca serían recuperadas por España.
La orientación atlántica de la Monarquía se acrecentó en 1581, al incorporar el reino de Portugal, aprovechando una crisis sucesoria en la que Felipe II hizo valer sus derechos al Trono mediante la invasión del país, que le convirtió en Felipe I de Portugal. En aquel momento alcanzó la Monarquía su mayor expansión territorial, añadiendo a sus dominios europeos las colonias españolas y portuguesas en América, África, Asia y Oceanía, hasta constituir un imperio en el que «no se ponía el sol».
Aprovechando las guerras de religión, Felipe se permitió también intervenir en 1584-90 en la disputa sucesoria francesa, apoyando al bando católico frente a los protestantes de Enrique de Navarra (el futuro Enrique IV), circunstancia que aprovechó para intentar sin éxito poner en el Trono francés a su hija Isabel Clara Eugenia (nacida del tercer matrimonio de Felipe, con la hija de Enrique II de Francia, Isabel de Valois).
La mayor presencia española en el Atlántico acrecentó la tensión con Inglaterra, manifestada en el apoyo inglés a los rebeldes protestantes de los Países Bajos, el apoyo español a los católicos ingleses y las agresiones de los corsarios ingleses contra el imperio colonial español (protagonizadas por Drake); todo ello condujo a Felipe a planear la invasión de la isla por la Armada Invencible, empresa que fracasó estrepitosamente en 1588, iniciando el declive del poderío español en Europa. Coincidió éste con la vejez y enfermedad de Felipe II, cada vez más retirado en el palacio-monasterio de El Escorial, que había hecho construir en 1563-84.
Al morir le sucedió Felipe III, hijo de su cuarto matrimonio (con Ana de Austria); el primer heredero varón que tuvo (el incapaz príncipe Carlos, hijo de su primer matrimonio con María Manuela de Portugal) había muerto muy joven encerrado en el Alcázar de Madrid y, según la «leyenda negra» que alentaban los enemigos de Felipe II, por instigación de su padre
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